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Barbarímetro

En la psicología, existe todo un universo de tests que permiten, más allá de la simple observación, cuantificar, calificar o conocer a un individuo o un fenómeno social. A pesar de esto, es necesario que la variable a medir sea estable en un tiempo prudencial para que sea posible la medición.

De todas las posibles secuelas de lo que estamos viviendo en Venezuela, me preocupa la recuperación social. Eso, para lo que hoy quizás no tengamos mucha cabeza, es una tarea pendiente que se acumula día tras día, y con ese cúmulo, vendrán cosas que querremos medir.

Una de las primeras que me llama la atención es la barbarie a la que hemos estado sometidos como población, no sólo de parte de los cuerpos del Estado, sino de todo el entorno. Durante años, hemos sido víctimas y victimarios entre nosotros mismos, amenazándonos con cualquier arma para arrancarnos nuestras pertenencias y vidas, o comprar las que le han quitado a otros; pero en los últimos meses hemos ascendido en la escala de agresividad y descendido en la del civismo. Nos hemos agredido con bombas lacrimógenas, perdigones, bombas de mierda, palos, metras (canicas), balas, cadenas, mangueras… Cualquier herramienta es un arma en potencia, y no sólo contra seres humanos, sino pueden volverse también en contra de seres inocentes que ni siquiera tienen consciencia de lo que sucede, como recién nacidos y animales. En uno de los últimos allanamientos ilegales en un conjunto residencial, un perro fue herido en el ojo, vaciándoselo, dejándole como única opción el sacrificio.

Cuando estudiaba psicopatología en la carrera y leía que una de las primeras señales de psicopatía es el daño intencionado a animales, pensé que eran casos remotos y que jamás iba a verlos ni mucho menos a trabajar directamente con ellos. Para mi sorpresa, no sólo me han llegado como pacientes sino que ahora se hacen más visibles en el entorno social.

Entonces, ¿Cómo podríamos medir la barbarie, la violencia que nos rodea? ¿Podría ayudarnos a prevenirla en un futuro? ¿Cantidad de heridos y muertos son la medida o debemos ver más allá?

Pareciese a simple vista que hemos echado para atrás un par de siglos de evolución social en estos últimos días, pero pienso que si vemos el asunto detrás del humo de las bombas lacrimógenas y de la sangre derramada, hay algo que se nos está desnudando sin que nos demos cuenta y que puede que no sea medible. Es aquello que había permanecido en la sombra de nuestra forma tan pana de ser, ese lado devorador y oscuro que es capaz de todo, los colmillos detrás de la sonrisa, y que no debe volver a ser ignorado para que no nos muerda por sorpresa alguna otra vez en el futuro.

Como colectivo, estamos obligados a ver nuestro lado bárbaro después de que todo esto acabe y comprender que detrás de cada abusador, hay una historia de abuso. Sanar esas historias será parte de cosernos y recomponernos como población. Mientras algunos velarán por la economía, otros nos dedicaremos a escuchar y recontar historias de barbaries, para que nuestros hijos y nietos no olviden que el lobo algunas veces gana y puede llevar un uniforme puesto.

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