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Bañarse es nocivo para la salud

Debo confesar que cuando escuché en las noticias que el fenómeno de El niño había regresado y que los problemas de falta de agua se agudizarían, nunca imaginé que sería tan grave. Eso de tener el servicio de agua por media hora cada 8 días no está fácil, pero poco a poco nos hemos ido acostumbrando.

Nuestro edificio es bendecido (si, ahora más que nunca, tener agua es una bendición) los días jueves de 7:00 a 7:30 pm, por lo que debo correr del periódico a las 6 de la tarde para llegar a la hora. Cuando se me hace tarde, me empiezo a desvestir en el ascensor. Al principio me daba pena, pero ya luego todo el mundo me copió la idea y es normal ver los jueves en la noche a gente desnuda corriendo por las escaleras para llegar a su casa y aprovechar esos 30 minutos de gloria.

En 30 minutos se debe: lavar la torre de platos, ollas y utensilios; lavar la ropa, el baño, pasar coleto, cocinar y bañarse. En nuestro caso, como yo soy el más alto de la familia, me pongo bajo la ducha y mis hijos y mi esposa debajo de mí. Así nos duchamos en familia porque “familia que se ducha unida permanece unida”… (Sobre todo cuando se va el agua y quedamos enjabonados).

El otro día traté de salir temprano del trabajo para aprovechar los 30 minutos de agua que gentilmente la sequía (y la ineficiencia) tienen a bien darnos a los habitantes de mi edificio (y del país) pero, lamentablemente una persona se lanzó al metro, y se me hizo tarde. Cuando llegué ya todos estaban bañados y perfumados, por lo que tuve que dormir en el sofá. Lo malo de no bañarse con la familia es el bullying que me hacen mis hijos y mi esposa, pues cuando los voy a abrazar me dicen: Sal de aquí, ni te nos acerques.

El único que nunca me abandona y que aprecia mi amistad sin importar como huelo es El Chino. A él lo conocí hace 4 años, cuando nos mudamos al apartamento. El Chino es un indigente que siempre pide dinero muy cerca del edificio. Hace años, cuando había dinero, siempre le daba algunos billetes pero como están las cosas tuve que darle mi amistad (y espero que no se ponga peor la cosa, no sea que tenga que darle otra cosa…)

Al día siguiente de aquel fatídico jueves, cuando no llegué a la repartición del agua, iba camino al trabajo de muy mal humor, cuando El Chino me saludó:

– ¿Qué hubo Juanette, ¿cómo está la cosa?

– Aquí Chino- contesté- un poco molesto, porque ayer no llegué a bañarme y en unos días nadie se me acercará, tu sabes, por el mal olor.

– Tranquilo, yo tengo años que no me baño y es hasta mejor- contestó Chino

Me reí a carcajadas pero él me interrumpió y argumentó:

– Bañarte te puede matar. ¿Te imaginas que bañándote pises el jabón, te des un golpe en la cabeza y te quedes en el sitio?

Es más Juanette, con esto del Zika es hasta mejor no bañarse, porque cuando uno no se baña se te paran todas las moscas pero zancudos no. Esos zancudos del Zika son bien sifrinos, pues les gusta lo que está limpio, así que no bañarse más bien te ayuda a estar sano.

Luego de la explicación me despedí de él con un abrazo (total ya huelo a rayos, así que el olor del Chino no hará la diferencia). Tomé el metro y al ingresar al vagón percibí un terrible olor… entonces pensé:

Creo que El Chino se ha vuelto un predicador, y nos está enseñando a todos que “bañarse es nocivo para la salud”.


Photo Credis: Silke Remmery

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