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Fabián Soberón

Ayer

Las conversaciones de mis tías con la luz de la mañana entrando por el ventiluz estrecho, la cara cuadrada y oscura de mi abuelo mientras miraba televisión con el brazo apoyado en la rodilla, las reuniones de la liga de fútbol en el patio de trastos viejos, el taller abarrotado e injusto, la voz aflautada de mi abuela y sus ojos ciegos y díscolos, el pelo rojo de mi tía paciente y perfumada, el quejido rasposo del motor del Citroën, el chirrido del portón, las carreras interminables con los amigos del barrio, la joven sonrisa de mamá, la nariz clara y pequeña de mi hermano.

¿Todo se ha ido?

¿Qué tipo de ráfaga, de polvo o de fantasma envuelve a las cosas del ayer?

¡Hágase tu voluntad, William Shakespeare!, escribió Isak Dinesen. Pobre Dinesen. Ni siquiera Shakespeare puede recuperar el pasado.


Photo Credits: Jan

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