¿O es que al vivir entre lobos
aprendiste a aullar como los
lobos?
Boris Pilniak
Si has de vivir con los lobos, aúlla
como ellos
Ossip Mandelshtam
mira
uno va en el metro
y parece imposible aislarse
porque hoy también falta el aire
–un verdadero descenso, carajo–
y las señoras se quejan por los tipos que no se paran y se ponen la gorra en
la cara para que no haya sospechas del cansancio o se sumergen con su
bolígrafo en la gaceta
y la verdad uno no sabe si en aquella meditación puede surgir el cuadro
que sacará al vagón entero de una buena vez de estos meneos
y capaz de un tris el tipo se lanza la vida de ministro entonces ninguna de
sus mujeres tendrá jamás que molestarse por nada
tendrán todas sus bagatetas
y además irán sentadas y embriagadas de perfume
–con los vidrios arriba eso sí y lejos de aquí–
cada uno busca su evasión en alguna cosa
y emprende su viaje sin moverse
–el vagón juega al aturdimiento, avanza y retrocede, avanza y retrocede y
vuelve a su punto de inicio como siempre ocurre en estas vidas–
(<<señora, si ya
terminó con su periódico préstemelo
que salí sin ver el horóscopo en la televisión
y me siento un poco perdido>>)
The Vanity Post says: quienes llevan revistas o libros al baño aumentan el riesgo de
padecer hemorroides, igual si andan en permanente estrés, preocupados y
angustiados por llegar a su destino, más aún si aguantan las ganas de evacuar o
pujan porque quieren ir más rápido
voy saltando aquí de canción en canción
por ahí se me cuela un mother o un lovefool
be bop a lula she’s my baby
–mi gato se está quejando, ya no puede vacilar–
el aparato se queda low
pero quedan los cuartetos
este librito flaco y bueno para llevarlo a todas partes
lo saco y trato de no escuchar nada
busco en la página
busco algo que me saque de esta locura sin aire
y me quedo ahí
como si fuera un mantra
un mantra o una oración de esas que nunca logro sostener
porque eso de poner la mente en blanco es tan difícil
para este cuerpo tan dado al delirio
pero igual
–T.S.–
ahí vamos
in my beginning is my end
i said to my soul be still
in my beginning is my end
i said to my soul
in my beginning is my end i said
i said
i said
i
pero la cancioncita
se suspende
como es obvio
por el ajetreo y mi poca concentración
además
se cuela un olor como rarito
y aparecen ciertas columnas de humo al fondo del espejo
que refleja el cuello de una mujer y aquel tipo va viéndola
con ganas de darle una dentellada
y el hilo de baba termina de dibujar la estampa
una pandillita
–¡qué colmo!–
muchachitos de liceo
quizá malandrines disfrazados de muchachitos de liceo
ríen
toman ron
ríen y van tragándose su tabaco inmenso
<<fue encontrado a orillas del Guaire
el cadáver de un policía
se presume que le robaron el armamento
y cargaba siete bolsas de cocaína
que también se presumen decomisadas
pero se perdieron
mientras trasladaban al cuerpo hacia la morgue
según fuentes extraoficiales>>
el hombre –todo un aspirante a la gerencia de asuntos absurdos en algún
banco de la ciudad– bajó su periódico
y lanzó una mirada a los carajitos
pero bueno vale apaguen esa vaina
que nos van a terminar ahogando todos
uno de ellos
se levantó la camisa
le mostró su glock glock
y le preguntó si quería una cara nueva
o lo que es peor
si quería que le borrara la cara
–¡clácata, clácata, clácata!–
– glock, glock, pajúo!–
la respiración del vagón se detuvo
nadie pensó en las olas de vapor
todos olvidamos el aire
y esperamos aterrados
el desenlace del menor con la mano metida debajo de su franela
<<bórralo
bórralo
bórralo ya
borra a ese pajúo
–y a todos los que miren–
bórralos
nojoda
bórralos
por sapo
todos son unos sapo>>
era el coro feliz de la pandilla
obviamente nada parecida a la de Lautremont
porque al lado de estos
Caupolicán, el Chino, Pepe
y hasta Villon con toda su corte de goliardos
son unos niñitos de pecho
i said to my soul be still
i said to my soul
i said to my soul be still
i said
i said
i
el vagón avanzaba y se detenía
la voz del operador
ordenaba con delicadeza al muchacho bajar su glock glock
las señoras gritaban y lloraban
el viejo con las manos arriba
todos apretados
muy chorreados
en un solo dolor
habíamos entrado en una suspensión
–muy difícil traer aquí–
apenas escuchábamos las risas de la pandilla
los murmullos
y siete disparos contra el altavoz
una señora ataviada de collares se fue por aquí
<< son tus hijos más desventurados
han perdido el camino y no sienten ya
el humo ha entrado en sus cabezas
y solo la muerte parece apaciguarlos
estos son tus hijos más desventurados
han perdido el camino
pronto se les caerá la cabeza
su destino quizá esté en el humo>>
todo esto debemos agradecérselo al hombre que vendió al mundo
nadie sabe dónde está
se ha escondido con el botín
–nos ha dejado en esta jaula a cielo abierto
que a falta de otro nombre menos elocuente
hemos llamado
desde hace yo no sé cuánto tiempo
p a t r i a–
maldito seas
donde quiera que estés
maldito
maldito apostador con acciones en la bolsa
y el Lloyds Bank
¡Ja!
–¡clácata, clácata, clácata!–