La política iberoamericana actual -esa que se ha distanciado tanto de la teoría de la elección racional y se ha acercado sin cuidado al manejo de las emociones a través de discursos que lejos de hacer propuestas de gobierno, hacen promesas casi personales a los ciudadanos- se debate cada vez más entre la noción de “continuismo” y la noción de “cambio”.
Cambio, la palabra mágica capaz de despertar miedos y esperanzas por igual. Capaz de movilizar a una persona, a una familia y a una sociedad a favor en contra de algo o alguien, ha llegado al sur. Argentina eligió el cambio. No se sabe aún si los argentinos lo hicieron por miedo o por esperanza, pero lo hicieron: pusieron su voto, su confianza y su ilusión en el candidato que les habló de cambio en las políticas económicas, en las condiciones sociales, en la política exterior y en sus propias vidas. El candidato que habló de cambio desde el nombre su propio partido.
Macri ha desatado la euforia nacional, ha rescatado la esperanza de 12 millones de argentinos (incluso más de los que votaron por Cristina Fernández en 2011) y ha hecho temblar a un continente alienado por el “Socialismo del siglo XXI” que el fallecido expresidente venezolano Hugo Chávez dispersó por los gobernantes y las naciones suramericanas. Y el cambio fue –electoralmente- a toda regla: primera vez que se va a una segunda vuelta en la nación, primera vez que se impone el candidato de un partido minoritario, mayor número de votos desde 1983. Es un fenómeno.
Pero habrá que esperar a ver si el fenómeno supera la euforia electoral y es trasladado también al ámbito de las políticas públicas y económicas prometidas por el nuevo presidente o si –como casi siempre- “muere todo en las urnas”, valga la expresión.
Quien fuera gobernador de Buenos Aires hasta hace unos días y candidato del partido Cambiemos, ahora debe asumir las riendas de un país dividido políticamente, golpeado socialmente y aterrado económicamente luego de las medidas que tomara el Gobierno de CFK en 2014, para lo cual ha anunciado que creará un gabinete con seis carteras que unan esfuerzos para solventar la crisis económica.
Por otro lado, otra de las consecuencias del cambio, será la política exterior y el distanciamiento del modelo bolivariano que venía manteniendo Cristina Fernández. Macri ha dicho que si el gobierno de Maduro no libera a los presos políticos y si las elecciones del 6D no son limpias y transparentes, propondrá al Mercosur que se aplique la Carta Democrática contra Venezuela. Esto sí que sería un cambio.
Por los momentos, no queda sino esperar que Mauricio Macri tome posesión de su cargo, se mude a la Casa Rosada y empiece a aplicar las transformaciones prometidas. Mientras tanto, nosotros nos vemos en la VIII Cumbre Mundial de Comunicación Política, que se llevará a cabo esta semana en Lima, Perú, los días 2, 3 y 4 de diciembre y donde podrás compartir las experiencias de los asesores de políticos, candidatos y Gobernantes de todo el mundo. No te puedes perder esta cita y aún tienes un par de días para inscribirte utilizando el 20% que te ofrecemos como parte del Comité Organizador Internacional. Solo debes visitar nuestra web y hacer tus maletas. ¡Nos vemos en Lima! Y… ¡Sé parte de los mejores del mundo!