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¿Un nuevo amanecer para América Latina?

Tres elecciones presidenciales, tres legislativas y varias regionales y municipales. También el año 2015, como lo fue el que recién concluyó, será muy complejo para América Latina. Las pasiones políticas continuarán dominando la escena. Y América Latina seguirá siendo arena de debates animados y pugnas encendidas. ¿Telón de fondo? El fantasma de la crisis económica que se pasea por nuestro continente. Para algunos países, es una pesadilla. Para otros, motivo de insomnio. Para todos, causa de preocupación. Y no es para menos. América latina vive una etapa de desaceleración económica que, de no aplicarse los correctivos oportunos y necesarios, pudiese transformarse en recesión.

La coyuntura actual debería ser razón suficiente para una reflexión profunda en aquellas naciones cuyo modelo de desarrollo resulta obsoleto. Para ellas, el golpe de timón de 180 grados es una necesidad. En cambio, en aquellos países cuyo modelo de desarrollo comienza a manifestar síntomas de cansancio y agotamiento tan sólo ahora, son suficientes correcciones más o menos profundas. Y, por último, aquellas economías cuyo modelo sigue reflejando dinamismo, el monitoreo constante es prioridad. Sin embargo, todos, sin excepción, deberán tomar en cuenta que los precios de las materias primas, de resultar cierta la orientación económica del mundo desarrollado,  están destinados a  declinar, igual que su demanda.

Las elecciones presidenciales en Argentina, por sus implicaciones, revisten particular interés. El kirchnerismo, que ha dominado el panorama político del país austral por casi dos décadas, enfrenta sus propios demonios. Decimos, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en parte por la crisis económica y en parte por el desgaste de su imágen, ha visto debilitado su patrimonio político. El movimiento que lideriza, en el seno del peronismo, ha sido carcomido por los escándalos,  por las sospechas de corrupción y por las pugnas internas.

El kirchnerismo no pareciera tener hoy un candidato claro. Liderizan los sondeos, pero los humores y las simpatías del electorado son siempre muy volátiles, los peronistas Daniel Scioli, Sergio Massa y Mauricio Macri. El primero ha sido vice-Presidente de Nestor Kirchner y es actualmente gobernador de la provincia de Buenos Aires. El segundo, ha sido jefe del Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner y es actualmente legislador nacional y opositor del Gobierno. Y el último, de orientación derechista y conservadora, es jefe del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

El gobierno de  la presidenta Cristina, sin el respaldo económico de Venezuela y profundamente debilitado a nivel internacional por el “affaire” de los “fondos buitres”, tiene hoy que lidiar con el escándalo desatado por el “suicidio-homicidio” del fiscal Alberto Nismar. Este había sido encargado de investigar el atentado terrorista a la sede de la Asociación Mutual Argentina el cual, el 18 de julio de 1994, provocó la muerte de 85 personas en Buenos Aires. La credibilidad de las instituciones, hoy, está en tela de juicio. Por esta razón, la investigación y el proceso judicial deberán ser los más transparentes posibles. Aún más porque el fiscal Nisman ha sido encontrado muerto horas antes de presentar supuestas pruebas que señalarían a la jefe de Estado como instigadora de un acuerdo para liberar a los acusados  y fabricar la inocencia de Irán.  Todo a cambio de presuntos favores comerciales.  La presidenta Cristina ha negado toda responsabilidad. Sin embargo, su credibilidad está siendo seriamente cuestionada y, con ella, la de todo el kirchnerismo.

México y Venezuela, este año, vivirán una experiencia electoral que podría cambiar su rumbo político. Para ambos países, de hecho, se trata de comicios de medio término que, sin duda alguna, tendrán reflejos significativos en las proximas elecciones presidenciales. De ellos dependerá el prestigio y la credibilidad política de los Jefes de Estado  para seguir impulsando las reformas.

La autoridad de Peña Nieto está siendo seriamente cuestionada a raíz del asesinado de 43 estudiantes del Magisterio en Iguala. “La “matanza”, como ha sido bautizado, ha despertado la conciencia de los méxicanos quienes indignados salieron a la calle para manifestar contra la impunidad y para exigir justicia. Decimos, castigo para los culpables y la depuración de las fuerzas policiales. Peña Nieto, después del escándalo de la casa de su esposa, también se ha visto involucrado en una polémica inmobiliaria. El presidente mexicano, cuyo mandato no pareciera abandonar la zona de turbulencia, en estas elecciones se juega su capital político. Un triunfo electoral, este año, pareciese ser de suma importancia para poder impulsar la agenda de las reformas estructurales.

La situación del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, es muy diferente. De hecho, no es un líder carismático. Y tampoco tiene un capital político. Llegó a la presidencia de la República porque así lo quiso – y se desconoce la razón – el extinto presidente Chávez, quien lo señaló como su delfín antes de morir.

Maduro se encuentra hoy en el ojo del huracán. No es responsable de la crisis económica que vive el País a consecuencia de las decisiones tomadas por el presidente Chávez. Pero tampoco ha sido capaz de enmendar los errores de su predecesor. Las medidas económicas anunciadas el miércoles pasado, orientadas en su opinión a sacar el país de la crisis, resultan ser más de lo mismo. O, mejor dicho, la repetición y profundización de errores ya cometidos. No hay cambios de rumbo. Aun cuando todo pareciera indicar que Venezuela se encuentra al borde del colapso y del default.

El Fondo Monetario Internacional estima que Venezuela cerrará este año con un Producto Interno Bruto negativo, alrededor de -7 por ciento. Nunca la oposición venezolana había tenido una coyuntura tan favorable en proximidad de un proceso electoral. Tampoco, condiciones inmejorables para imponerse en los comicios. Decimos, una crisis económica de proporciones significativas que repercute negativamente en los estratos más pobres; un partido de gobierno que después de casi 20 años al poder manifiesta signos de cansancio y de agotamiento y una popularidad del presidente de la República nunca antes a niveles tan bajos.

Mención aparte merece, para concluir, el caso de Colombia. Este país, de acuerdo a los expertos en la materia, podría seguir creciendo a ritmos sostenidos en los próximos años. Sin embargo, de llegar a un final feliz el proceso de paz que llevan a cabo el gobierno del presidente Manuel Santos y las Farc, podría dar un salto económico definitivo. Y hasta superar, en importancia, a Brasil y a México. Hoy Colombia está considerada la tercera economía de América Latina.

El presidente Santos ha puesto en juego toda su credibilidad política y desafiado las corriente conservadoras y reaccionarias del uribismo que, en las elecciones regionales, van por la revancha y por el desquite.

De concretarse el proceso de paz en Colombia, como todos esperamos, este se transformaría en el acontecimiento político más importantes de 2015. El fin del embargo a Cuba y el comienzo de las relaciones diplomáticas entre la isla y Washington y la paz en Colombia revolucionarían los equilibrios geopolìticos, desplazarían los ejes de poder y, quizás, permitirían el comienzo de un nuevo amanecer para América Latina.

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