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Juan Eduardo Fernandez

Un boleto de metro vitalicio

CARACAS: Probablemente amigo lector crea usted que me he ganado un ticket de metro vitalicio, gracias a algún plan de lealtad que puso en marcha el metro de Caracas para sus “viajeros frecuentes” (que cada vez somos más, no solo porque es más barato sino porque es mejor dejar el carro en casa, no sea que se nos espiche un caucho y tengamos que gastar 5 sueldos mínimos en repararlo). Pero no fue por eso, en realidad lo compré y gracias a la flojera de algunos operadores, lo usé más de lo que debía (mea culpa).

Todo comenzó un lunes, cuando a las 7 de la mañana compré un multiabono de diez viajes que solo me costó 36 Bs (menos de 25 centavos de $), y cuando lo introduje en la máquina, ésta “lo escupió” tal vez porque la banda magnética estaba dañada. Cuando fui a notificarle al operador lo ocurrido, éste me indicó que pasara por la puerta, insistí en que me lo cambiara, pero el hombre me dijo que pasara sin problema. Como estaba yo apurado entré, y en la tarde cuando regresaba del periódico, al pasar el boleto, éste volvió a ser rechazado por la máquina… así inicio el viacrucis, con este “ticket impuro” que me permitió viajar más de diez veces.

Todas las mañanas cuando iba a mi trabajo, y en la tarde cuando regresaba, seguía el mismo protocolo que consistía en pasar el boleto por la máquina, ésta lo rechaza, le hacía señas al operador y éste me deja pasar por la puerta.

Lo más cumbre de todo es que uso las mismas estaciones todos los días, desde hace años, por lo que veo a los mismos operadores desde hace tiempo. Acaso el operador de la caseta quien me vendió el boleto vitalicio, no se percató de que viajé casi un mes con el mismo ticket.

En vista de que nadie hacía nada, decidí averiguar cuantos viajes podía hacer, hasta que alguien me dijera algo. En total fueron 27 (sí, debería estar yo en la cárcel, y todos los operadores del metro también por cómplices)… Lo peor es que dejé de usarlo, por voluntad propia, pues nunca nadie me dijo nada.

Para nadie es un secreto que el país está muy mal, pero he descubierto que, aunque los gobernantes tienen mucha culpa de todo lo que ha ocurrido, los ciudadanos nos hemos prestado para que la dejadez, la ineficiencia y la corrupción reinen. Es hora de comenzar a pensar en colectivo, por el bien del país.

Pero, ¿qué paso con el boleto?, un día, vi al operador que me lo vendió y le dije:

–Toma, esto es un símbolo para que recuerdes como debes hacer tu trabajo.

El tipo no entendió nada, solo me dijo:

–¿Usted está tomado?

Me reí y seguí mi camino.


Photo Credits: Paolo Fefe’

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