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Palabras acentuadas

Las “ Palabras acentuadas ” ocuparon la Nacional

NUEVA YORK: En una noche muy especial el centro español la Nacional reunió en un mismo salón escritores, lectores, actores y amantes de la cultura en español.

Cuatro dramaturgos, Pablo García Gómez, José Miguel de la Rosa, Claudio Marte y Alex Vásquez Escaño, presentaron “Palabras acentuadas”, antología que reúne una obra de cada uno. Hablaron también del grupo Teátrica constituido para apoyar y sostener la pasión que los une: la escritura dramatúrgica.

El teatro es una labor ardua, tanto para los escritores como para los actores y productores. Es así en todas partes del mundo y la ciudad de Broadway no hace la diferencia. Cuando se sale del círculo dorado de Times Square es un reto llevar una obra al escenario. Pero, por suerte, muchos autores siguen luchando para que podamos disfrutar de ese momento mágico en el cual unas personas, en un escenario, cuentan sus historias, que se transforman en nuestras, gracias al lenguaje universal del teatro.

Nada como el teatro refleja la personalidad de un pueblo, sus vivencias, los miedos y las esperanzas colectivas, allí en esas líneas, en el mismo lenguaje del cuerpo de los actores, se encierran culturas enteras. Es por eso que es tan importante mantener y ampliar en Nueva York un espacio dedicado al teatro en español.

Es lo que están haciendo estos autores quienes, gracias a Teátrica, se ayudan, se aconsejan, se respaldan en los momentos en los cuales el papel en blanco aparece como una amenaza sin esperanzas. Es lo que confesaron los cuatro dramaturgos quienes hablaron también de sus procesos creativos y de las historias de las obras publicadas en la antología Palabras acentuadas.

Los actores Zaida Corniel, periodista, actriz y escritora dominicana y Fabián González, actor, titiritero y director argentino, leyeron partes de las obras y dieron vida a los personajes de Oscuro, de noche del Pablo García Gámez, Yoleros de Álex Vásquez Escaño, El Hombre que esperaba en el camino de José M. De la Rosa y La Sagrada Familia de Claudio Marte.

Es tan increíble la fuerza del teatro que los presentes quedamos suspendidos en el silencio mientras los actores hacían una lectura dramatizada de los distintos capítulos.

“A través de una técnica extraída de la mejor tradición del teatro épico brechtiano – escribe en el prólogo del libro Antonio César Morón comentando la obra Oscuro, es de noche – Pablo García Gámez nos sitúa en la realidad agresiva y fulminante de una ciudad (que podría ser Caracas) en la que la muerte de un joven al que confunden con un integrante de una banda de motoristas, se convierte en todo un juego de cinismo e hipocresía orquestado por una sociedad al completo donde el asesinato podría ser considerado como una de las bellas artes, algo de lo que ya nos advirtiera hacia 1827 Thomas de Quincey en su obra homónima”.

Pablo García Gámez, dramaturgo venezolano, es autor también de Oasis Pub – junto con Elio Palencia-, Cariaquito Morao, La luna me está mirando, En barco de papel: Hostos, A contar cuentos Blanco que ganó el concurso Proyecto Asunción 2004 y los premios HOLA y ACE 2006, Las damas de Atenea, Rematado, y Noche tan linda con la cual en 2013, ganó el concurso Proyecto Asunción y en 2014 el premio HOLA.

Comentando Yoleros de Álex Vásquez Escaño, Antonio César Morón dice: “Picaresca y emigración; estos son los dos términos que envuelve la acción desarrollada por los personajes de Yoleros. La obra se divide en dos cuadros que marcan la vida no solo de sus personajes sino de una sociedad entera, la de la República Dominicana, concretada en el pueblo costero de Boca de Yuma.

Álex Vásquez Escaño, quien nació en Santo Domingo y vino a Nueva York cuando tenía 9 años, es dramaturgo, productor y subdirector del Programa de Oportunidades para la Educación Superior (H.E.O.P.) de la Universidad The New School en Nueva York.

Su obra Cama para Dos recibió el Premio Teatro IATI Taller de Dramaturgia Abdón Villamizar 2008.

José Miguel de la Rosa, quien nació en Santo Domingo, estudió literatura hispanoamericana en City College (CUNY). Fue miembro del grupo literario Pensum. Es co-fundador del Hispano/Latino Cultural Center de la Ciudad de Nueva York (HLCCNY). Ha publicado los poemarios: Entre sonrisas y sueños; Otra latitud.

Su obra de un acto La loca de la estación Central fue publicada por Micielo Ediciones, México. El Hombre que esperaba en el camino fue nominado al premio ACE en 2013

Hablando de su proceso creativo José Miguel de la Rosa ha dicho que su gran tema es el de la soledad y Antonio César Morón al hablar de su obra escribe:

“Desde la absoluta soledad de sus personajes nos presenta José M. de la Rosa la historia de El hombre que esperaba en el camino. El autor nos situa en un ficticio pueblo del interior, Los Álamos, concebido como una metáfora de cualquier comarca de Latinoamérica. Un pueblo que durante las estaciones de lluvia queda completamente aislado del resto del mundo.

Al comentar la obra de Claudio Marte La Sagrada Familia Antonio César Morón escribe “El guiño presente en el título de esta obra, nos traslada a una región rural de la República Dominicana durante los años sesenta. A partir de una sucesión de cuadros de corte costumbrista se nos cuenta la historia de una familia unida a través de acuerdos maternos, en la que los distintos integrantes no pueden ejercer su propia voluntad o instinto.

Claudio Marte nació en San Francisco de Macorís, República Dominicana, es un empresario, poeta y dramaturgo. Publicó su primer libro de poemas, Ciudad del Polvo, en 2008. Ha escrito otras obras incluyendo La Sagrada Familia, La Famosa Travel, Karla la Colegiala, El Hijo Prodigo, El Bodeguero y el monólogo Porfirio en Nueva York.

Fue una noche muy especial, rica de emociones y anhelos compartidos.

Consideramos importante subrayar un comentario de Pablo García Gámez quien habló de la necesidad de unirnos, de sentirnos parte de una comunidad que lucha por mantener su cultura y su idioma. Una comunidad que viaja en un mismo barco, el de la cultura en sus distintas formas desde la literatura a la música, al arte, al periodismo.

No se trata de hacer una oda a la nostalgia se trata de sentir respeto hacia nosotros mismos, hacia lo que somos, una identidad que crece y se enriquece con la que absorbe en el nuevo país. De no ser así estaríamos destinados a disolvernos en la nueva sociedad perdiendo la riqueza de las raíces.

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