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padre Alexis Bastidas

Padre Alexis Bastidas: La Iglesia católica es mejorable

NUEVA YORK: La risa contagiosa surge generosa de su interior y le ilumina el rostro entero. La mirada pícara, intensa, nos escudriña. Sabemos que nos está leyendo adentro como pocos saben hacer. Años y años de contacto con la interioridad de seres humanos distintos le permiten entender con pocas señales cosas que para otros sería imposible desentrañar.

Padre Alexis Bastidas es un sacerdote pero un sacerdote sui generis. Bastan pocas palabras salpicadas de su risa contagiosa y una gestualidad que el largo tiempo transcurrido en un país anglosajón no ha transformado, para que todos los clichés se diluyan y con ellos reticencias y recelos.

Padre Alexis es fundamentalmente un intelectual y su profunda cultura es lo que le ha permitido ser un espíritu libre aún dentro de un sistema en el cual la mayoría prefiere moverse sin crear olas. Su estudio está inundado de libros, testimonios de un lector ávido y una curiosidad insaciable. Padre Alexis rompe paradigmas.

La iglesia va a cambiar, quizás nosotros no lo recordaremos pero no hay duda de que va a cambiar” dice con una sonrisa y respondiendo a preguntas inexpresadas. 

“De seguir así los curas seríamos una especie en extinción” comenta con una de sus alegres risas. “Los sacerdotes tienen que salir a la calle, tienen que ir al encuentro de las personas, de todo tipo de persona y no solamente de los que van a Misa. Hay dos modelos que rigen nuestra Iglesia, el que surge del Concilio de Trento y el que se basa en el Vaticano II”.

En el transcurso de este último concilio que se desarrolló durante 3 años e involucró a dos Papas, Giovanni XXIII y Paolo VI, se promulgaron tres constituciones, de las cuales la más importante, la que marca una profunda diferencia, es la Lumen Gentium. En resumen el Vaticano II fue un llamado a “escuchar los tiempos”, a salir a la calle y dejar la actitud cerrada y de defensa que hasta ese momento había caracterizado la obra pastoral.

Es este el modelo con el cual se siente mayormente identificado Padre Alexis.

“El ministerio sacerdotal es algo dinámico. Los curas que siguen todavía hoy el modelo de Trento son los que prefieren quedarse en las sacristías y desde allí hablar de Dios y de los demonios. Son los que han convertido la Iglesia en teatro sin entender que la gente quiere algo más real y cercano. Alejan a las personas en lugar de acercarlas.

La visión del Vaticano II es totalmente diferente. Habla de un sacerdocio que debe ir al encuentro de los otros seres humanos, que debe enseñar, orientar. La Iglesia del futuro será centrada en el Evangelio, en las enseñanzas de Jesús, será aquella que sabrá adaptarse a los grandes cambios que se gestan en la humanidad”.

Padre Alexis hace una pausa, queda serio, pensativo.

“La influencia de Trento es fuerte pero ese modelo se agotó. Ahora estamos en una fase de transición. La Iglesia del futuro será aquella que sabrá traducir las enseñanzas de Jesús, la que encontramos en el Evangelio, en tiempo real.

No podemos tenerle miedo al pensamiento, cualquier persona debe sentirse libre de pensar y de actuar. Es absurdo creer que, por ser curas, tenemos el derecho de supervisar y ser los editores de los pensamientos de los demás. Hay curas que han ido quitando poco a poco al ministerio lo que Dios ha querido que el ministerio sea. Alejan a los jóvenes. Creo que la única manera de volver a encontrar a la juventud es entendiendo y compartiendo su búsqueda por la verdad, la belleza y el goce genuino de la vida.»

Podríamos decir que es el camino que está tratando de transitar Papa Bergoglio y sin embargo las resistencias en el Vaticano son muy fuertes.

Creo que hay un problema de fondo. Hay una tendencia a confundir la Iglesia con el estado del Vaticano. La Iglesia no es un Estado, la Iglesia tiene un Estado. No hay que perder la visión amplia del significado de la Iglesia. El Papa está tratando de recordarlo y de proyectarse trascendiendo el Estado. El ejercicio del ministerio no puede traducirse en ejercicio de poder, y para que sea así no podemos confundir la Iglesia con el Vaticano.

Con gran sinceridad y claridad Padre Alexis sigue en su análisis.

Reglas y reglamentos muchas veces benefician más a la administración que al pueblo. La Iglesia necesita transparencia, necesita aceptar sus errores y punir a los culpables. Hemos visto las consecuencias del silencio que durante muchos años ha cubierto los casos de pedofilia. Esos crímenes hay que denunciarlos y castigarlos. No podemos seguir escondiéndonos detrás de la convicción de la perfección de la Iglesia. La Iglesia es mejorable, está llamada a ser mejor.

¿Si es tan complicado para el Papa lograr ciertos cambios cuán difícil es para un sacerdote mantener un espíritu crítico que definiría dolorosamente agudo?

Limitada quizás pero no imposible. Lo más difícil es lidiar con jefes necios, y lo digo sin miedo.

Padre Alexis es originario de Valera, una pequeña ciudad de los Andes venezolanos. Su vocación no es fruto de presiones familiares sino de una decisión que maduró dentro de él desde que era niño.

Como todos los niños del pueblo tuve que pasar por una etapa de monaguillo. Tenía 7 años y al comienzo me parecía una tortura tener que asistir a las misas y ayudar al cura. Pero al poco tiempo empezó a gustarme. Nadie me había explicado lo que era la Misa, ni lo que pasaba en el momento de la Eucarestía, pero yo sabía que algo grande estaba pasando y aún hoy sigo sintiendo esa misma sensación de grandeza. A los 11 años entré en el Seminario y heme aquí – termina con una gran sonrisa.

¿Y en todos estos años ha vivido alguna crisis?

Claro, como todos – responde de nuevo con sinceridad desarmante. Luego riendo y mostrando una vez más su capacidad de leer entre las líneas de mi pensamiento como en un libro abierto, nos dice:

  Pero nunca por una mujer. No, repito, lo que más me costó algunas veces fue tener que someterme a los mandatos de jefes que tenían una visión completamente distinta del trabajo pastoral. Pero sigo viviendo con gran alegría y emoción la Eucarestía. Estoy feliz del camino que empecé a los 11 años.

De Valera, un pequeño pueblo escondido en los Andes, a la capital del mundo. ¿Cómo fue ese cambio y cuales consecuencias tuvo sobre Usted como ser humano?

El Obispo quería que yo fuera a Roma pero yo pedí que me enviaran a Nueva York y, ahora tras 22 años de ministerio en esta ciudad, doy gracias a Dios por haber tomado esa decisión. Nueva York tiene la peculiaridad de cambiar cada 4-5 años y hay un gran movimiento de personas. Muchos están aquí unos años y luego se van, regresan a sus países si son extranjeros o se mudan a otros estados por trabajo o por razones familiares. El tiempo vale oro y entonces tu sabes que no puedes desgastarlo, tienes que aprender a ayudar, orientar a sabiendas que quien necesita de tu apoyo no tiene mucho tiempo a disposición.

Piensa antes de seguir, no debe ser fácil sintetizar en pocas palabras la experiencia acumulada en una vida.

Ser sacerdote en Nueva York es fascinante y es un reto. Requiere mucho de ti. Debes ser capaz de conocer en profundidad tu naturaleza humana porque para aprender a no juzgar debes tener bien claro cuan frágil y humano eres tu mismo.

Diría que en Nueva York es casi imposible mantener muchos de los tabúes que siguen radicados en la Iglesia. Un ejemplo para todos, la actitud de la iglesia hacia la comunidad LGBT.

Padre Alexis ríe perdido en sus recuerdos. Luego con valor confiesa:

Cuando llegué aquí, y le pido disculpas a todos los de la comunidad LGBT que leerán esta entrevista, venía de una cultura, la de mi pueblo, que puedo resumir en unas palabras que repito en toda su crudeza: “Marico no es hombre y si yo tengo a un hijo marico lo boto de la casa.” Estando aquí mi visión ha cambiado completamente. Entendí que la cabeza no es una caja, que la vida no es una caja y aprendí a respetar y a valorar las diferencias. Es más, con los años he podido notar que las personas que frente a estos temas reaccionan con mayor violencia en realidad esconden el miedo de tener adentro lo que están criticando.

No podemos decir que la Iglesia haya sido más generosa con las mujeres. ¿Podría explicarme porque no solamente la religión católica sino todas las religiones le tienen tanto miedo a las mujeres?-

Una nueva explosión de risa anticipa la respuesta de Padre Alexis.

¡Gracias por esa pregunta! En realidad la Iglesia católica tiene una gran deuda hacia las mujeres. Lo sabré yo que tengo madre y hermana. Una vez pregunté en la clase de sacramento porque había siete sacramentos para los hombres y seis para las mujeres y nadie me contestó. La Iglesia tiene que aprender a respetar a la mujer. Considerarla causa del pecado original es la demostración de la inmadurez de un punto de vista masculino que animó a los hombres de poder dentro de la administración de la Iglesia. 

Pero no es un problema solo de la Iglesia, involucra a los políticos, a la sociedad. Hoy en día las mujeres siguen siendo discriminadas, en el mundo laboral ganan menos que los hombres aún teniendo la misma capacidad e iguales responsabilidades.

Y pensar que las mujeres fueron las que pusieron los cimientos de nuestra sociedad, las que empezaron la agricultura, las que dictaban las leyes de la convivencia porque los hombres salían a cazar. Luego, cuando los hombres dejaron de salir para proveer el alimento, las cosas cambiaron y ellos se apropiaron del poder.

Seguir pensando que el único rol de la mujer es el de madre es extremadamente injusto y reductivo. Estoy seguro que en la Iglesia del futuro las cosas cambiarán radicalmente.

Padre Alexis quien ha cursado dos master en NYU, uno en Media Management y otro en Estudios Religiosos “porque hay que conocer para entender las otras religiones y aprender a respetarlas y a caminar junto con ellas”  hoy es guía espiritual de los famosos del Lincoln Center, grandes cantantes, bailarinas, quienes con él logran quitarse la careta que exhiben en el escenario y mostrar sus fragilidades, así como de los más humildes, quienes llenan las aceras de la metropolitana y de las calles. Su idea del sacerdocio es que hay que salir a la calle. “Me crié en la calle, allí jugábamos, allí se desarrollaba nuestra vida social. Amaba la calle cuando era niño y sigo amándola hoy”. Sale al encuentro de quienes necesitan de una orientación, un apoyo, a veces solamente  de una palabra. Cree profundamente en la cultura como puente para llegar a todo ser humano y lo hace a través de su Fundación Communitas Dei, de un programa de radio, escribiendo libros, artículos y poniendo la misa en streaming para los que no tienen la posibilidad de seguirla en persona. Cada domingo, a las 11, en la Iglesia Blessed Sacrament oficia una Misa que se ha vuelto un punto de encuentro para personas de todo tipo y de toda edad. Muchas veces la Misa sigue con un brunch donde quienes se quedan pueden conocerse y conversar.

De todo y en libertad porque la Iglesia de Padre Alexis no condena, no castiga, acoge.

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