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Electric Dreams

“Estamos dando vueltas en el espacio infinito, con una velocidad inconcebible, todo a nuestro alrededor está girando, todo se está moviendo, en todas partes hay energía. Debe de haber alguna forma de proveernos de dicha energía más directamente. De esa forma, con la luz obtenida del medio, con el poder que deriva de ella, con toda esa energía obtenida sin esfuerzo, de un almacén inextinguible y eterno, la humanidad habrá dado un paso de gigante. La sola contemplación de estas magníficas posibilidades expande nuestras mentes, fortalece nuestras esperanzas y llena nuestros corazones con un supremo placer.” Nikola Tesla (1891)

El hombre de la energía

Nikola Tesla nació en 1856 durante una noche de tormenta en Smiljan, un pequeño pueblo de la actual Croacia. De niño ya expresaba su genio inventivo de manera intuitiva, desarrollando artefactos como un motor potenciado por insectos voladores. Su mente hiperactiva, tan rebelde como curiosa, lo llevó a sentar las bases del mundo moderno con más de 700 patentes que incluyen: la bombilla fluorescente, la corriente alterna (forma de electricidad que se usa en la mayoría de los hogares), la radio, el control remoto, la robótica (primer paso hacia la exploración espacial), los principios del radar, la transmisión de energía eléctrica sin cables (el inicio de las comunicaciones inalámbricas), entre tantos otros. Fue un trabajador noctámbulo y salvaje que perturbaba a sus vecinos por la electricidad que salpicaba de sus ventanas en la madrugada. Personajes como Mark Twain lo visitaban en su laboratorio sólo para ser inducidos con corrientes eléctricas por placer. Tesla tuvo la capacidad tanto de salvar al mundo, como de destruirlo, pero siempre mantuvo la posición de que “La ciencia no es sino una perversión de sí misma a menos que tenga como objetivo final el mejoramiento de la humanidad”. Defensa interplanetaria, comunicación marciana, el Rayo de la Muerte, la idea de la energía gratuita y otras ideas y descubrimientos científicamente viables, pero adelantados a su época, dejaron a Tesla prácticamente expulsado de la sociedad y borrado de la historia oficial. Su larga vida de continua creación terminó a los 86 años. En 1943 murió solo y pobre en la habitación 3327 del hotel New Yorker, ubicado en Manhattan. El único amor de su vida fue una paloma blanca. 

Romance eléctrico

Hace más de tres años que la semilla tesliana crece dentro de mí. Las primeras menciones sobre este personaje crearon en mi mente un panorama extraterrestre, misterioso y sobre todo fascinante. Como lo que se siente cuando te enamoras: no lo entiendes, pero tu cuerpo lo sabe. A medida que me fui obsesionando con Tesla, no sólo me interesó acercarme a él como personaje, me llamó la atención la energía, el poder, el trueno, la luz azul violeta, las ondas, el fluido eléctrico. ¿Y qué es la electricidad? Probablemente uno de los fenómenos naturales más comunes y menos comprendidos que existen. Capaz de generar vida, luz y movimiento, así como miedo, peligro y destrucción. Un enigma que supera la razón humana, fuerza interplanetaria. Nikola Tesla tuvo estas fuerzas ambivalentes en sus manos y creó gran parte del mundo en el que vivimos, un mundo que no sabría cómo vivir a oscuras. Un tema tratado generalmente por la ciencia, que para mí se ha convertido en un sentimiento y en fuerza creativa. ¿Qué puede tener de sentimental la electricidad? Eso fue no sólo lo que me planteé, sino lo que salió de mí a la hora de elaborar Electric Dreams

Video- ensayo Electric Dreams

 En mi opinión, no tiene sentido hacer una película si no sale del corazón. Es demasiado tiempo y esfuerzo, un acto de pasión que se convierte en la razón por la cual levantarse de la cama cada mañana. Es una aventura en la que el cuerpo y la mente se mantienen excitados constantemente, disfrutando, y también luchando. Hay un rumbo inicial, pero al fin y al cabo es el tránsito por nuevos mundos, muchas veces indescifrables. Hay que dejarse llevar. Lo que verdaderamente me ayudó fue el descubrimiento de la fe, una fe que no había sentido nunca, inexplicable pero verdadera, una sensación eléctrica que no podría jamás definir. La emoción del trueno, la felicidad de la indefinición del fenómeno que lo causa. Esta pieza es una expresión audiovisual basada en la dimensión Tesla, que vive entre todos nosotros: cuando encendemos una luz, escuchamos la radio, vemos la televisión, navegamos en Internet. Sus inventos están tan arraigados en nuestra vida cotidiana, en la normalidad, que no necesariamente hace falta pensar en él (o enamorarnos de él) para tenerlo presente. 

Inicialmente yo sólo sabía que quería hacer un documental sobre Nikola Tesla, y me mudé de Caracas a Madrid, con esa meta ya decidida. No quería fallarme a mí misma. Tampoco quería hacer un documental como los que se consiguen en Youtube, los cuales me han ayudado mucho, pero ya existen, son de otros. Quería vivir a Tesla, dialogar con él en mi imaginación, y no sólo coleccionar datos. Descubrí que este universo abre la puerta a una dimensión desconocida que oscila entre la ciencia y la magia, la verdad y el misterio. No creo que mi pieza de respuestas o datos exhaustivos, mi intención no era llegar a esa zona del cerebro. Se trata más de un flujo constante de sensaciones y de libres interpretaciones.

La exploración

Emprendí un viaje para rastrear el espíritu de Nikola Tesla en el mundo que me rodea. Los espacios físicos que elegí como escenarios para esta película son una suerte de prolongación de mi viaje imaginario por el universo Tesla. Ante la imposibilidad de viajar a Serbia y Croacia (sus países de origen) o a Nueva York (ciudad donde vivió y trabajó la mayor parte de su vida), he visitado otros espacios que relaciono con sus inventos y el tema de la electricidad. Empezando por mi habitación, como centro de operaciones, espacio íntimo donde se generan mis ideas y juego con iluminaciones fluorescentes, lámparas y bolas de plasma. Otro espacios fueron las calles de Madrid, enfocándome en sus paisajes nocturnos, luces de neón y bares. Zoo Aquarium de Madrid, en búsqueda de especies marinas bioluminiscentes y apreciación de los monos papiones, en comparación con los tecnológicos humanos. El Palacio de los Descubrimientos de París, donde se realizaba una exposición y un show de electroestática y descargas eléctricas. La Foire du Trône en París, parque de atracciones temporal, una especie de edén eléctrico en el medio del bosque de Vincennes. La Torre Eiffel, con el motivo de subir hasta el tope, tener un panorama en 360° de la ciudad en horario nocturno y contemplar su paisaje eléctrico.

De la fascinación a la caída

La historia de Tesla no dejó de darme fuerzas mientras trabajaba, pero también llegó a entristecerme. Al fin y al cabo, es un drama que despertó en mí una gran negatividad por el futuro. Todas las ideas que tenía Tesla para aprovechar los recursos naturales, para hacer accesible la energía a cualquier ser humano de forma gratuita (la electricidad no le pertenece a ninguna compañía, sino al Universo), fueron ignoradas y reemplazadas con soluciones que convenían a las grandes corporaciones. Sus sueños fueron literalmente derribados (la mayor representación es la torre de Wardenclyffe). Su nombre fue pisoteado, ocultado o mal interpretado a lo largo de todo el siglo XX. Fue como una anguila eléctrica en un tanque de tiburones, grandes tiburones financieros con dinero y ambición. Aunque muchos han luchado por suprimirlo de la memoria colectiva, otros deseamos lo contrario, y el siglo XXI se ha encargado de recuperar su nombre. Me pregunto, por ejemplo ¿No sería conveniente que los niños, que representan el futuro, se enteraran de la existencia de Tesla? ¿Es lógico que muchos ingenieros y comunicadores no sepan nada de él? Este personaje es para mí una fuente de inspiración inagotable, tanto por sus inventos y sus aportes científicos, como por su creatividad y convicción. Fue un humano que trabajó sin descansar y sin dejarse consumir por la falta de ética de sus colegas. No sé si el mundo sería mejor o peor sin sus inventos, pero sin duda sería diferente.  

Magia

Más allá de la ciencia y la tecnología, penetrando los terrenos del alma humana y los grandes y pequeños misterios del universo, se encuentra la figura de Nikola Tesla, creador de ideales, ilusiones y conciencia. Ahora creo que la ciencia puede ser una forma de arte, y que en el caso de los grandes creadores, la verdad de su vida se hallará en su obra, salvándonos de nuestras pesadillas, dándonos fuerza para trabajar de manera incansable, ayudándonos a vencer la angustia que causa existir en este mundo tormentoso y autodestructivo. 

Pero jamás hubiese pensado en eso, de no ser por un hombre…

Tesla no cabe en una película

Creo que la mejor manera de conocer a Nikola Tesla es por medio de sus propias memorias, e investigando libremente, siguiendo las propias inclinaciones del corazón. Recomiendo la lectura de Yo y la Energía, una publicación de la editorial Turner que incluye su autobiografía “Mis inventos” (1919) y el artículo “El problema de aumentar la energía humana” (1900), que hace reflexionar sobre el futuro de la civilización. La introducción “Superhéroe Tesla” fue escrita por Miguel Delgado, quien es también comisario, junto a María Santoyo de la exposición Nikola Tesla: suyo es el futuro, que estará en la Fundación Telefónica de Madrid entre el 15 de noviembre de 2014 y el 15 de febrero de 2015. Es la mayor exhibición que se ha realizado en el mundo sobre el inventor, en la cual se podrá ver un fragmento de Electric Dreams.

Más información sobre la exposición http://espacio.fundaciontelefonica.com/nikola-tesla/

Electric Dreams https://vimeo.com/99383156

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