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Ángel Sánchez

Ángel Sánchez llega al Fashion Week con un halo de primavera

NEW YORK – Mientras la luz se difumina, la oscuridad le va robando minutos a la luz y el aire trae primeras señales del otoño, la alta moda inunda Nueva York con perfume de primavera.

La Gran Manzana se prepara para una nueva Fashion Week. Los estilistas más famosos del mundo, las “mannequins” más cotizadas, dan los últimos toques a un espectáculo para el cual han trabajado durante meses, antes del gran momento en el cual desfilarán entre luces, música y un público acostumbrado a la belleza.

Ángel Sánchez, estilista venezolano, vuelve a participar en el importante evento, con una colección que tendrá un halo de primavera. Muchos esperan la geométrica sensualidad de sus cortes, la combinación de telas y colores, el drapeado que permite a cada mujer sentir que su cuerpo ondea en la belleza.

No es fácil el público que asistirá a su desfile y Ángel Sánchez lo sabe. Sabe que los que estarán allí sentados perciben detalles invisibles a otros. Sabe que su talento crea mucha expectativa, que en esa escasa media hora de espectáculo se está jugando horas y horas de trabajo y nunca olvida lo que le ha costado llegar hasta esa pasarela.

Nos preguntamos si alguna vez aquel niño que nació en uno de los pueblos de los Andes venezolanos pudo imaginarse entre tanto lujo y tanta belleza.

Mucho el camino recorrido desde los días de la infancia y la adolescencia transcurridas viendo las cabezas gachas, de su tía y su madre, cortando y cosiendo vestidos en su taller de costureras. Al recordar a su madre Ángel dice que es “la mejor modista que he conocido”.

Será en ese pequeño taller que lo conquista, casi sin darse cuenta, el milagro de un arte que transforma un trozo de tela en la hermosura de un vestido.

Cuando la madre, cuyas energías se han ido diluyendo entre costuras y los ojos ya no aguantan la precisión de las puntadas, abre la mercería “La casa del hilo” Ángel, adolescente, ofrece consejos a clientas que buscan el detalle justo para transformar en único un vestido sencillo.

Ya desde entonces sueña con salir de su pueblo, tener un futuro diverso y sabe que para lograrlo tiene que trabajar con seriedad y dedicación.

Es lo que hará al llegar a Caracas, ciudad enorme con relación a su pueblo, Valera, y estudiará arquitectura en la Universidad Simón Bolívar, una de las más exigentes del país.

Termina con resultados excelentes y se gradúa de arquitecto. Los docentes están seguros de su éxito, y Ángel trabaja unos años en esa área respondiendo a las expectativas que los otros habían depositado en él.

Pero los tiempos largos de la arquitectura mal se acoplan con el afán creativo de su juventud. Sus planos  se enriquecen del dibujo de figurines y, cuando, junto con la madre, crea el “Ángel atelier” y ve sus dibujos volverse tridimensionales en pocos días, entiende que ese es el mundo al que su alma pertenece.

Decisión difícil, que pocos entienden. Todavía queman las palabras de un profesor que lo acusa de estar dejando una carrera importante para hacer trapos.

– Fue un reto que me ayudó a trabajar para que mi moda fuera algo serio, algo que mereciera respeto dentro del mundo de la creatividad.

En la Caracas de los años ’90 regida por un gran fervor intelectual y creativo, Ángel decide entrelazar sus “trapos” con el arte y su primera colección desfilará en la galería “Los espacios cálidos” y se llamará “Ángeles autosuficientes”.

El éxito no se hace esperar, su formación de arquitecto lo ayuda a mantener un estilo pulcro, armonioso y su falta de estudios en el campo de la moda lo impulsa a ser “un animal salvaje, versátil. Pienso que la moda es una interpretación del presente con un pequeño guiño al futuro. Pero también es importante la memoria”.

Sus ideas buscan inspiración en el cine, en particular el de los años ’50, en el arte y en la literatura.

– Caracas con su intensa vida cultural, su efervescencia y optimismo me abrió los brazos y mi creatividad pudo desarrollarse a la par de la de tantos otros, cineastas, artistas. Mucho le debo a la Caracas de aquellos años que me permitió realizar el sueño de darle dignidad y contenido a mi moda.

Ángel se pierde entre los recuerdos de sus desfiles. Están tan impresos en su memoria que casi podemos escuchar la música de Vinicio Adames y ver el despliegue de luces y colores que acompañó sus modelos en el Teatro Teresa Carreño. La colección, cuyo nombre era “El sapo verdadero en un jardín imaginario” era una disertación sobre los conceptos de fealdad y belleza. Nos hace sonreír al recordar a las señoras encopetadas que entraron por primera vez en el Radio City, sala de cine de dudosa reputación, para ver su desfile “Vermouth en el Radio City”. Está en la cúspide de su carrera cuando siente nuevamente el deseo de saltar fronteras. Quiere más, necesita  medirse con un mundo más competitivo y aparentemente inalcanzable. Su mirada corre hacia Nueva York.

–       Fue una loquera de juventud, edad en la cual los sueños no miden  dificultades. Lo primero que aprendes cuando emigras, y sobre todo cuando quieres crearte un espacio en una ciudad tan competitiva como Nueva York, es la humildad -.

El éxito ha llegado poco a poco y Ángel se ilumina al recordar la primera vez en la cual una colección suya llenó la vitrina de un importante negocio de la Quinta Avenida, cuando uno de sus vestidos salió en la portada de Vogue, cuando Sandra Bullock y otras famosas escogieron sus modelos. La presunción del muchacho se ha diluido con la madurez de los años y Ángel sabe que el éxito hay que pelearlo día a día porque “permanecer es aún más difícil que entrar”.

Trabaja sin cesar y pasa de los nubarrones blancos de sus colecciones de novia, al estro creativo del vestuario para el espectáculo del Ballet Hispánico, a las colecciones que presenta en el Fashion Week.

Cuando sus desfile concluyen y lo vemos salir, con una timidez que nunca ha perdido del todo, cuando escuchamos los aplausos de un público entusiasta, pensamos, que ese muchacho que creció entre telas y puntadas de madre y tía, soñando el mundo desde un pequeño pueblo, ha llegado a la cima deseada.

Sabemos que Nueva York es una cima resbalosa, pero con cada nueva colección Ángel Sánchez la vuelve a conquistar.

Son momentos especiales, intensos, quizás breves pero valiosos porque en esos momentos la belleza está escribiendo la historia.

 

Colecciones pasadas:

Lluvia: Spring/Summer 2014, Caracas

Bridal Spring 2015

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