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ABSOLUT BK: Retrato #6

27°C / 78°F: Empieza mayo in bloom. Con este florecer la temperatura empieza a subir. Me preocupa lo caliente que será este verano, si alguna vez has vivido un heat wave new yorkino sabes que Spike Lee tiene absoluto conocimiento de lo que puede suceder cuando la gente empieza a perder el sentido común y lo único en que piensa es en el calor infernal.

Debo confesar que ha sido emocionante volver a sudar, usar zapatos sin medias y abrir las ventanas. Sin embargo, también me encuentro algo cranky, creo que me he convertido en una víctima de los Celsius o Fahrenheits. La humedad de New York es de temerse, no tienes como sobreponerte al friz y a la respiración entrecortada. Por otro lado, el crimen está a la orden del día, vaya que el calor nos aviva las emociones, saca lo peor y lo mejor de nosotros. Ya comprendo mejor a esas almas caribeñas revueltas por el clima.

Caminando por el vecindario veo como el aumento de la temperatura lo afecta todo, la gente grita, por felicidad de reencontrarse con alguien, para darle la bendición al hijo, hablando por teléfono, discutiendo en medio de la calle, teniendo ataques de ira en solitario, para piropear a una chica que camina por la calle de en frente. Hasta los animales se unen a este comportamiento, los perros ladran más a menudo, los pájaros cantan y hacen sus llamados de apareamiento, los gatos maúllan y las ardillas hacen sus sonidos particulares.

Este fenómeno no tiene distinción de razas o credos, al pastor de la iglesia evangélica le ha dado por hablar por parlantes cada domingo al mediodía tratando de convencer a todos los vecinos de que el diablo es malo, malo, malo, que irse de fiesta es malo, malo, malo; al monje budista le ha dado por perseguirte para venderte su estampa dorada; los hare krishna, bueno, ellos siguen en lo mismo a pesar de los cambios climáticos.

El carro de helados con su electro-pop music avisa su llegada, el vendedor de choclos de la esquina con su humareda te invita a que le compres algo, las empanadas se abren paso con su fritanga que inunda al vecindario y por supuesto no dejemos de lado a las aguas frescas y los raspados.

La venta de flores y plantas que solo durarán un par de temporadas se incrementa, las propuestas de matrimonio están en cada parque, puente, lago, y donde se les antoje pedir la mano. Y el desfile de micro shorts, sandalias y crop tops… Tanta carne expuesta por donde se mire. Hay un punto donde no sabría distinguir entre la desnudez legal o pornográfica.

Somos criaturas tan sensibles a los cambios, tan vulnerables e inconformes.

Yo solo espero no tener que pasar nuevamente por esa antesala del infierno que llaman Heat Wave.


Photo Credit: Sean McGrath

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